martes, 3 de mayo de 2011

El hombre más feliz del mundo


Un hombre que vivía en condiciones suficientemente holgadas, fue un día a ver a cierto sabio que tenía reputación de poseer todo el conocimiento. Y le dijo:

"Gran Sabio, no tengo problemas materiales y, sin embargo, siempre estoy descontento. Durante años he tratado de ser feliz, de encontrar una respuesta a mis pensamientos interiores y de tener una relación correcta con el mundo. Por favor, aconséjame para poder curarme de esta enfermedad".

El sabio respondió:

"Mi amigo, lo que está escondido para algunos es aparente para otros. También lo que es aparente para algunos está oculto para otros. Tengo la respuesta para tu enfermedad, aunque no es un remedio ordinario. Debes viajar, buscando al hombre más feliz del mundo. Tan pronto lo encuentres, deberás pedirle su camisa y ponértela".

El hombre, desde ese momento, sin descanso comenzó a buscar a hombres felices. Uno después de otro los interrogaba y todos contestaron: "Sí, soy feliz, pero hay otro que lo es más".

Después de viajar de un país a otro durante muchos, muchos días, encontró el bosque donde todos decían que vivía el hombre más feliz del mundo.

Oyó la risa a través de los árboles y apresuró el paso, hasta que llegó a un claro donde había un hombre sentado.

"¿Eres el hombre más feliz del mundo, como dice toda la gente?" le preguntó:

"Claro que lo soy" dijo el otro.

"Mi nombre es Fulano; mi condición tal y cual, y mi remedio, prescripto por el sabio más grande, es vestir tu camisa. Por favor dámela; te daré en cambio lo que quieras de lo que tengo".

El hombre más feliz lo miró fijamente y luego se rió. Se rió y se río y se rió. Cuando se había calmado un poco, el hombre inquieto, un tanto enojado ante esta reacción, le dijo:

"¿Estás loco para reírte de un pedido tan serio?"

"Quizá" dijo el hombre más feliz, "pero si te hubieras molestado en mirar, habrías visto que no poseo camisa".

"Entonces, ¿qué debo hacer ahora?"

"Ahora quedarás curado. El luchar por obtener algo inalcanzable proporciona el ejercicio para lograr algo que se necesita: como cuando un hombre reúne todas sus fuerzas para saltar un arroyo como si fuera mucho más ancho de lo que es. Siempre consigue llegar al otro lado".

Entonces, el hombre más feliz del mundo se quitó el turbante cuyo extremo le tapaba la cara. El hombre inquieto vio que era el mismo gran sabio que le había aconsejado.

"Pero, ¿Por qué no me dijiste todo esto hace años, cuando fui a verte?" preguntó el hombre inquieto, desconcertado.

"Porque entonces no estabas maduro para comprender. Necesitabas ciertas experiencias, y tenías que recibirlas de tal manera que asegurara que las habías de vivir".

1 comentario:

  1. muy bueno, la verdad que me encanto.
    un pensamiento profundo y un repranteo de las cosas que hoy en dia te hacen feliz.

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